Jirel de Joiry

Tradicionalmente, el fantástico ha sido considerado un género no adecuado para las mujeres. Bueno, quizá sería más correcto decir que tradicionalmente casi todo ha sido considerado no adecuado para las mujeres (exceptuando el cuidado de la casa y de los niños). En el fantástico, cuyas influencias más conocidas serían guerreros rebosantes de masculinidad (véase Conan) o grupos multiétnicos pero unisexuales que parecen hechos a imagen de los clubes de caballeros británicos (véase la Comunidad del Anillo), no sorprende que no hayan abundado ni las autoras ni las protagonistas femeninas.

Por supuesto, hoy en día ya es más habitual encontrar autoras que se dedican al fantástico, pero sería conveniente recordar que esto no es una novedad, a pesar de que en su momento fuese cuanto menos una rareza. Y ese momento son los años 30, la época de Weird Tales, la época de las aventuras de Conan y de los terrores de Lovecraft, y también la época de Jirel de Joiry.

Jirel es la protagonista de seis relatos publicados en la mencionada revista por la autora C.L. Moore. Catherine Lucille Moore (que firmaba con sus neutras iniciales “C.L.” para no revelar su género) es una autora estadounidense nacida en 1911, y cuyas creaciones más populares son los relatos de Jirel de Joiry, así como los protagonizados por Northwest Smith (piloto espacial, aventurero y fuera de la ley). Tras casarse con el también escritor Henry Kuttner (al que conoció cuando él le escribió una carta pensando que ella era un autor masculino), publicaron muchos de sus relatos escritos de manera conjunta.

Jirel es la señora feudal del dominio de Joiry, lugar que parece estar situado en la Francia medieval (lo que se deduce o supone debido a los nombres y algunas menciones más bien circunstanciales). Como le gusta repetir, ella es Joiry: Jirel es la señora de su feudo, y lo cuida como merece su posesión (y eso incluye a sus súbditos, también parte de sus pertenencias). Orgullosa y poseedora de una belleza dura y peligrosa, y de una fiera melena roja, tan fiera como su caracter y temperamento. A Jirel no la vemos en sus salones, vestida como una dama y esperando a algún caballlero andante. Su vestimenta más habitual se compone de una camisola de cuero suave cubierta por una túnica de malla, con el único toque exótico de unas grebas de la época romana. Por supuesto, el complemento habitual de este atavío es una afilada espada. Esta pelirroja no se viste con poco prácticos bikinis de cota de mallas, sino con una verdadera protección (de hecho, en una de las historias sus hombres deben ayudarla a desmontar de su caballo por el peso de la armadura completa que lleva en ese momento). Jirel es una señora feudal de una Europa en apariencia realista, pero en la que ella no deja de encontrarse con lo sobrenatural.

Black God's Kiss (oct-1934) es el primer relato protagonizado por Jirel de Joiry. El castillo de Jirel ha sido tomado por sus enemigos y ella ha sido hecha prisionera. Por supuesto, el conquistador pretende incluir a Jirel en su botín de guerra, algo que ella no está dispuesta a soportar. Para acabar con su enemigo y recuperar lo que le pertenece, Jirel está dispuesta a realizar un descenso a los infiernos y obtener un medio terrible para lograr sus propósitos. La mayor parte del relato se compone de la descripción, original e imaginativa, casi onírica, y alejada de tópicos, de la dimensión que Jirel visita para llegar al oscuro dios que le otorgará lo que busca. Las similitudes con Worms of the Earth de Robert E. Howard (publicado en 1932) son bastante evidentes, pero también existe una clara diferencia de estilo, que prueba que con una misma trama básica pueden crearse dos relatos muy distintos.

Black God's Shadow (dic-1934) es una secuela directa del relato anterior, pudiendo considerarse al conjunto casi como un mismo relato en dos partes. Si aquel era la historia de una condenación, este es el relato de la búsqueda de redención por parte de Jirel, dominada por el arrepentimiento y la pena causados por el amor malogrado a causa del Dios Negro. La contradictoria dualidad amor–odio que se establece entre Jirel y el objeto de su afecto es un elemento muy interesante de estas dos historias, pero hubiera sido de agradecer que tuviera un desarrollo más fluido y menos brusco. De nuevo, el relato se compone en su mayor parte de la descripción del viaje de Jirel por la dimensión del Dios Negro, con lo que al final el relato se parece demasiado a su predecesor como para destacar por sí mismo.

En Jirel Meets Magic (jul-1935) de nuevo nuestra protagonista se introduce en una extraña dimensión o mundo paralelo, en este caso persiguiendo a un mago al que ha prometido matar (el motivo es lo de menos). Esta vez el paisaje no es tan extraño como en los relatos anteriores, en esta tierra casi feérica, en la que hay dríadas y hechiceras que invocan horrores lovecraftianos. El argumento no se limita a ser un recorrido por lugares exóticos, sino que se introducen más elementos de conflicto, con lo que el relato resulta algo más satisfactorio. Como curiosidad, este relato presenta como oponente principal de Jirel a un personaje femenino en forma de perversa hechicera (normalmente, los oponentes de Jirel son hombres).

The Dark Land (ene-1936) nos presenta a una Jirel herida de muerte, a la que un poderoso ente sobrenatural rescata y traslada a sus oscuros dominios. Por supuesto, sus intenciones consisten en convertirla en su consorte, algo en lo que encontrará la previsible oposición de la propia Jirel, pero también la de otro ente (en este caso femenino) que rivaliza por el afecto del señor del reino. Se trata de un enfrentamiento nada físico, y casi metafórico, en un relato que nos muestra a una Jirel no demasiado activa, y que tampoco nos ofrece nada que no hayamos visto en relatos anteriores. Habría que comentar que los “mundos” o “planos” que visita Jirel en sus relatos se insinúan habitualmente como “dimensiones alternativas” (sacadas de un entorno de ciencia ficción) más que como “infiernos” o similares (como parecería propio de una orientación más fantástica). Esto la emparenta con una concepción del universo similar a la de Lovecraft, en la que más que dioses y demonios lo que pueblan sus relatos son seres alienígenas (no tan inhumanos como los del autor de Providence, eso sí) con intereses y mentes que la humanidad no alcanza a comprender realmente.

Quest of the Starstone (nov-1937) es uno de los relatos que C.L. Moore escribió conjuntamente con Henry Kuttner. En realidad el verdadero protagonista de este crossover es Northwest Smith, aventurero del futuro creado también por C.L. Moore, invocado por un mago para enfrentarse a Jirel. Si en muchos de los relatos puede acusarse a Jirel de ser una protagonista demasiado pasiva (empujada a ello por las circunstancias), en esta historia su papel es meramente secundario. En general, se trata de un relato no muy logrado, cuyo único interés radica en la rareza que supone ver reunidos a los dos personajes más famosos de su autora (algo que al parecer se hizo a petición de los lectores).

En Hellsgarde (abr-1939), Jirel es chantajeada (para salvar la vida de sus hombres) para visitar un siniestro castillo embrujado. Una vez allí, se encontrará con una inquietante corte que lo habita a pesar de la mala reputación del lugar. Jirel debe enfrentarse a los nuevos habitantes del lugar además de seguir con sus intenciones iniciales. El relato es probablemente el que crea una atmósfera más puramente (o tradicionalmente) terrorífica, mientras que otros relatos se centran más en la sensación de terror más soterrado que crea la extrañeza del paisaje.

Buena parte de la importancia que se merecen Jirel de Joiry y su creadora C.L. Moore se basa en que normalmente se califica a Jirel como el primer protagonista femenino de espada y brujería. Aunque de acuerdo con una definición más estricta, si bien las aventuras de Jirel pertenecen claramente al género fantástico, no pueden encuadrarse en el subgénero de espada y brujería (o “sword & sorcery”, si preferimos el término original) propiamente dicho. Para cumplir con el patrón establecido por este subgénero, a las historias de Jirel les falta acción, ya que la mayoría de las historias se basan más en conflictos que se resuelven de forma interna, mental o psicológica, y aparece con más frecuencia la brujería que las espadas. En cierto modo, la etiqueta impuesta juega en contra de estos relatos, pues el lector se encuentra con historias muy distintas a las que podría esperar que se calificaran como espada y brujería.

La prosa de C.L. Moore nos ofrece unas descripciones originales e imaginativas de diversos paisajes fantásticos, recorridos por una protagonista humana y realista, con sus debilidades y contradicciones, muy alejada del arquetipo de amazona que se ha convertido en aburrido tópico del género. Jirel resuelve la mayoría de sus conflictos gracias a su fuerza de voluntad y sus sentimientos, sin necesidad de recurrir a su espada. Y aunque se resiste vehementemente a las atenciones malintencionadas de la mayor parte de los personajes masculinos que aparecen en sus relatos (normalmente como antagonistas), eso no quiere decir que sea un personaje asexuado o que odie a los hombres. Jirel tampoco pertenece al arquetipo de virgen guerrera, que sólo piensa en guerrear y renuncia a los hombres. Por el contrario, C.L. Moore nos dice que Jirel ha disfrutado de los abrazos de múltiples hombres, pero siempre elegidos por ella: todo un ejemplo de independencia femenina y de personaje realista.

En la parte negativa, las tramas resultan demasiado repetitivas, especialmente para el lector moderno, que normalmente accede a estos relatos en forma de antología, en vez de encontrárselos aislados en diversas revistas baratas. Media docena de relatos demasiado similares resulta excesiva para ser asimilada de golpe, así que quizá sea mejor quedarse simplemente con los mejores (Black God's Kiss, Jirel Meets Magic, Hellsgarde) y dejar el resto para otros momentos. Lo que es innegable es que Jirel de Joiry tiene un puesto asegurado en la historia del género, en buena parte por su condición de hito histórico, pero no únicamente por ello.